Sin duda alguna, el mes de marzo se ha consolidado de unos años a esta parte como el de las mujeres. Coloreado de morado, el movimiento femenino que hay detrás refleja la fuerza que cada una de nosotras lleva dentro y las ganas que tenemos de vivir el mundo con nuestras ideas, ilusiones, trabajo, amor,… Lo cierto es que a mí me gusta rendir homenaje a las inspiratrices que me voy encontrando en cualquier momento y, en varios capítulos de Veleta, los habéis podido leer: Frida y Chavela; JK Rowling; Jaqueline Novogratz; Rupi Kaur; Elizabeth Gilbert… Y también los podéis encontrar en este blog.
Las historias que os traigo hoy, algunas son reales y otras ficción, pero todas tienen en común una cosa: las protagonistas son mujeres de carácter que se han movido para encontrase a ellas mismas y estar en armonía con lo sienten y piensan. Aunque a veces sea complicado. Y, aunque a veces no se consiga del todo.
En este listado van algunos de mis libros favoritos. Espero que os gusten y que los podáis sentir como yo los siento.
Salvaje, de Cheryl Strayed. Mi libro favorito ever. Os prometo que nunca antes había tenido la sensación de que un título fuera tan acertado para un libro. Salvaje es absolutamente salvaje, por las cosas que cuenta pero, sobre todo, por cómo las cuenta. Es la historia de Cheryl Strayed (strayed en inglés significa extraviada), de cómo una mujer de 22 años sufre el fallecimiento de su madre, la pérdida de su familia, la ruptura de su matrimonio y de cómo su mundo se desmorona entre hombres que no significan nada para ella y un tonteo con drogas que no auguraban buen fin. “Por fin comprendía lo que la heroína había representado para mí: el anhelo de tener una escapatoria cuando, de hecho, lo que yo buscaba era una vía de acceso”.
Esa vía de acceso al cambio de sentido fue el SMP, el Sendero del Macizo del Pacífico, un camino para excursionistas que discurre por los estados americanos de California, Oregón y Washington, entre las fronteras con México y Canadá, de más de 4.200 kilómetros. Con la única compañía de Monstruo, una mochila a la espalda de más de la mitad de su peso, Cheryl Strayed comenzó en junio de 1995 su camino en el SMP en el desierto de Mojave, al sur de California. En los siguientes 1.400 kilómetros de andadura hasta el Puente de los Dioses, en Oregón, Cheryl camina, cambia la ruta de viaje, sufre el desgaste en sus pies, pasa hambre, recibe cartas, lee, se topa con animales de lo más variados, vive lugares, duerme en plena naturaleza, conoce a mucha gente que le aportará grandes experiencias pero, sobre todo, conecta con ella misma.
Todo el relato de su viaje a pie por el SMP se entremezcla de manera fluida con recuerdos y vivencias de cuando era niña, de su madre, de su padre, de su padrastro, de sus hermanos, de su exmarido, de sus amigos,… de su vida. “Es imposible saber por qué ocurre una cosa y no otra. Cuál es la causa de qué. Qué destruye qué. Qué lleva a que unas cosas florezcan o mueran o cambien de rumbo. Pero yo, allí sentada esa noche, tenía la casi total certeza de que, a no ser por Eddie, no me habría encontrado a mí misma en el SMP”.
Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa. Gabriela es una muchacha de un pueblo de Castilla que ha estudiado para maestra en la Escuela Normal. Con la ilusión propia de los jóvenes, la fuerza, las ganas y una fe enorme en la educación, inicia su vida laboral en diversos pueblos rurales de España en los que encuentra pobreza, marginación y pocos recursos, pero niños y adultos en su mayor parte dispuestos a aceptarla y a aprender.
Uno de los episodios más bonitos del libro sucede una vez Gabriela ha aprobado las oposiciones y puede elegir libremente una plaza para ejercer su profesión. “Los niños eran todos negros. La mía era la escuela nacional y gratuita y sólo los negros la frecuentaban. Todos dijeron que estaba loca cuando la elegí. Yo tenía 24 años y afán de aventuras”. Efectivamente, en esta época, Guinea Ecuatorial era una colonia española y es a este lugar a donde Gabriela decide marcharse y donde vive esa experiencia que recuerda luego a lo largo de toda su vida. Pero esta época termina y Gabriela regresa a España. Corren los primeros años de la década de los 30 y, como se espera de ella, se casa con un maestro. Juntos emprenderán una nueva etapa en la que serán los encargados de llevar los colegios de dos pueblos muy próximos. “Ya saben hablar, me decía. Han aprendido a expresar lo que piensan”.
Para entonces, los movimientos republicanos, muy apoyados en la educación, comienzan a revolotear hasta que se proclama la Segunda República el 14 de abril de 1931, justo cuando nace la hija de Gabriela y Ezequiel, Juana. “Lo primero la educación, don Ezequiel, la educación y la cultura para ser capaces de sacar el país adelante”.
A partir de aquí, y asentados en un nuevo pueblo, minero, el matrimonio se erige como parte importante de los cabecillas que defienden los valores de la República. “Digo yo, señora maestra, que si todos supiéramos más de libros y menos de tabernas, nos engañarían menos y seríamos más felices”. Pero Gabriela, absorbida en gran parte por la maternidad y su trabajo en la escuela, va descolgándose de los vaivenes de su marido.
Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichie. femelu es una chica nigeriana con carácter, pasional, visceral y decidida, enamorada hasta los huesos de su novio de adolescencia, Obinze. Decide emigrar a los Estados Unidos para estudiar en la tierra prometida. Con su partida, deja atrás a Techo (como ella se refiere a Obinze) y, tras unos primeros meses de duros comienzos pierde el contacto con él. Las cosas mejoran progresivamente para Ifemelu que, al tiempo que termina sus estudios universitarios, comienza a salir con un americano blanco y a darse cuenta de los problemas raciales en Estados Unidos.
Es en ese punto cuando decide dejar su trabajo y comienza a vivir de un blog sobre raza en el que reflexiona sobre los negros que viven en Estados Unidos y que le da cierto prestigio y éxito. Hasta que un día, tras terminar su beca en Princeton y disfrutar de una vida acomodada, decide que quiere volver a casa y, por fin, tras años de silencio, escribe a Techo para contárselo. Él, ya casado y con una hija, revoluciona su vida a la llegada de ella. El final de la trama es una tensión constante sobre cómo se resolverá el amor de ambos. Pero más allá del amor, la historia desentraña mucho de la forma de vida de un país africano como Nigeria a través de los personajes. Por ejemplo, se me ha quedado grabado cómo describe el sonido de los generadores de electricidad y también cómo aborda el tema del pelo de la mujer africana. Pero Americanah es una novela en la que los protagonistas son los negros que viven en los Estados Unidos. Con mucho sentido del humor, aborda la seria problemática estadounidense sobre los perjuicios de la raza.
Una educación, de tara Westover: Tara Westover nació en 1986 en las montañas de Idaho en el seno de una familia mormona bastante radical, lo que supuso que, en las edades más tempranas, ni ella ni sus seis hermanos tuvieran relación más allá de la comunidad a la que pertenecían. Ni colegio ni médicos. Nada que supusiera algo parecido a dar cuentas a un Gobierno que lo único que pretendía era controlar.
Este era el pensamiento del padre de Tara, un hombre que, tras un hecho que marcó fuertemente la vida de la familia, declaró la guerra al sistema y se radicalizó, preparándose para la llegada de la Abominación acumulando munición, comida y gasolina. Con él llevó a toda su familia. A pesar de todo esto, y de episodios concretos realmente duros de su infancia, Tara creció feliz, creyendo a pies juntillas la interpretación de la vida que hacía su padre y, por defecto, toda su familia. Ayudaba en el negocio familiar de la chatarra y también a su madre, que asistía en partos y elaboraba aceites naturales. Sin embargo, cuando salía al exterior, notaba diferencias entre ella y el resto de chicas y chicos de su edad. La mayor, sin duda, era que no asistía al colegio.
Influenciada por algunos de sus hermanos mayores, que tomaron la decisión de estudiar en la universidad, Tara va abriéndose, con muchas reticencias propias y de los demás, a otros mundos. Descubre que se le da bien cantar y que es más o menos compatible con la vida que lleva. En un determinado momento de su adolescencia, el instinto, la crudeza de algunos episodios que vive y la formación de su propio pensamiento crítico la impulsan a hacer el examen de acceso a la universidad, que logra sacar a duras penas. Con serias dificultades económicas y en contra de buena parte de su familia, se distancia de ella para empezar los estudios superiores y es entonces cuando se da cuenta de que la historia que ella sabía era la que había conocido filtrada por su padre.
Las últimas dos partes del libro, básicamente, relatan el alejamiento progresivo de Tara con buena parte de la familia. Al contrario de lo que pudiéramos pensar y, a pesar de las situaciones tan bestias que vive, el cordón que une a Tara con el resto de miembros, especialmente su padre, es tan fuerte como la relación tan tóxica en la que viven. El hilo que permite la convivencia entre la persona independiente y la congruencia con las raíces, en el caso de Tara, es muy fino, tanto que acaba rompiéndose, pero no solo por la distancia que marca la educación y el pensamiento crítico que desarrolla, sino por la oposición frontal de valores.
Las lunas de Júpiter, de Alice Munro: En los cuentos de Las lunas de Júpiter, las protagonistas son, sin duda, mujeres. Mujeres ninguneadas, invisibles, dependientes,… Meros satélites de un hombre, normalmente el marido o la pareja, aunque en alguno de ellos, también el padre, en busca de un instante que sea capaz de devolverlas la esperanza, aunque sea en un lapso de tiempo muy breve. El libro completo está resguardado por un halo de tristeza aunque, en todos los relatos, hay al menos un momento para creer que las cosas pueden ser de otra manera.
En sí mismos, los cuentos están compuestos de argumentos cotidianos, del día a día. En muchas ocasiones hay diálogos que no son más que meras palabras, rompiendo así una de las reglas de los relatos cortos en los que cada parte de la trama suma algo. En cambio, Munro relata esos momentos aparentemente vacíos que componen nuestra vida. No todo tiene significado en la historia o, al menos, no todo tiene significado para componer la historia. Sin embargo, las emociones están siempre a flor de piel: amor, cariño, dependencia, culpabilidad, tradición, traición, humillación, vergüenza, añoranza,…
En estos relatos se hace difícil poner rostro y vestir a los personajes. Bien podría ser porque estos personajes están lejos de nosotros no solo en una línea de tiempo sino también culturalmente. Para poder comprender bien la obra de Munro es necesario abstraerse y trasladarse al momento y al lugar que retratan, muy distantes de lo que conocemos.
Historia de una maestra es un libro de esos que dejan huella profunda. Por lo menos a mí, que tengo tanta fe en la educación como elemento para resolver los problemas sociales que más nos acechan. Pero, además, es capaz de contagiarte el entusiasmo de todos aquellos que lucharon por conquistar un sueño, pero no un sueño particular, sino uno colectivo, y tampoco un sueño material, como los que solemos tener hoy en día, sino uno en el que el conocimiento es la llave del progreso.
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📷 Fotograma de la película Alma Salvaje, protagonizada por Reese Witherspoon, que llevó a la pantalla el libro Salvaje, de Cheryl Strayed