Esta semana se celebra la Semana de la Movilidad Europea y Andreyna, de Trendy & Green, me ha invitado a ofrecer un taller sobre moda sostenible en el marco de Parking Day en Madrid 2018. Será el próximo viernes, 21 de septiembre, a las 17:30 horas, en la calle Apodaca, número 8.
Cuando me hizo la invitación pensé que era una buena oportunidad para presentar las conclusiones de las entrevistas sobre moda que he estado haciendo este verano para el blog.
Mi armario cápsula de otoño 2018 |
Haciendo inventario de ropa
Para empezar, lo primero que vamos a hacer es un pequeño inventario de la ropa que tenemos. Para ello, nos haremos preguntas como las siguientes: ¿Cuánta tenemos? ¿Dónde la compramos? ¿Cuánto nos costó? ¿Cuántas veces nos la hemos puesto? ¿Sabemos cuál es su composición? ¿Y algo de quién la hizo?
Si has podido responder a las cuatro primeras preguntas (y no eres blogger de moda), ¡enhorabuena! Porque eso quiere decir que eres relativamente consciente de las compras que haces.
Por otro lado, si tu respuesta a las dos últimas preguntas es SÍ, déjame decirte que estás en un nivel superior.
Por el contrario, si no tienes contestación a la mayor parte de las cuestiones anteriores, no te preocupes porque en este post vamos a ir respondiéndolas de la mano de mujeres que aman la moda de una manera especial y que nos abrirán las puertas de su mundo.
Os las presento: Ellas son Cynthia Bagué, que completó el reto de no comprar ropa en un año; Laura, de Tirando del hilo y Mi primera máquina de coser; y Gemma, de Wasel Wasel. Además, en este artículo también hablaremos de dos mujeres que han tenido una importante influencia en el mundo de la moda y de la organización: Marie Kondo, con su libro La magia del orden y La felicidad después del orden; y Courtney Carver, la impulsora del Proyecto 333 (armario cápsula).
Y ya, sin más, vamos a por las respuestas a las preguntas que acabo de plantear.
¿Cuántas prendas tienes en tu armario?
Probablemente nunca te hayas parado a contar cuánta ropa tienes y, a primera vista, no parece que sea un parámetro necesario a la hora de vestirte. Pero puede suceder que te estés quedando sin espacio para almacenar; o que estés acumulando cosas que ya no usas o no necesitas solo por si acaso o porque te dé pena deshacerte de ellas. Incluso, podría ser que estés comprando demasiado. Lo que es seguro es que, si te pones a contar, te llevas una sorpresa. Es igual que cuando haces una mudanza. No te das cuenta de lo que tienes hasta que no empiezas a empaquetar en cajas.
El blog Tirando del hilo de Laura me encanta por todos los temas que trata y, en especial, me gustan dos de los post relacionados con la investigación de su trabajo fin de grado en diseño. Uno de ellos está relacionado con la lectura de las etiquetas, que mencionaré un poco más adelante, y el otro es este, un artículo en el que analizó su armario a fondo en cifras.
Laura contabilizó un total de 140 prendas de invierno. “Parece mucho, aunque sólo hay que echar un vistazo al mundo del fashion blogger para encontrar que mi armario no es muy grande. Y, sin embargo, si dijéramos que en invierno me visto cada día con tres o cuatro prendas, tendría de 35 a 46 días para vestirme sin repetir ropa. Pero no es esto lo que ocurre”.
Por lo general, tenemos más ropa de la que necesitamos y ni si quiera nos ponemos todo lo que está dentro de nuestro armario. Muchas veces porque deja de gustarnos, está estropeada, incluso no sabemos ni que existe o, simplemente, temporada tras temporada, anida en nuestro armario.
¿Quizá tu armario se parece a esto?
¿Dónde la has comprado? ¿Cuánto te costó?
Cuando era pequeña (crecí en los 80-90), mis padres me compraban ropa dos veces al año. Entonces había solo dos temporadas: el invierno (antes de empezar el cole) y el verano (justo cuando se acababa el cole). Comprábamos en las tiendas del barrio unos cuantos conjuntos, los que resultaban del cálculo de días de la semana y el tiempo que tardaba la ropa en secar. Esto fue así hasta que cumplí prácticamente 15 o 16 años, es decir, a principios de los 2000.
Desde entonces, empezamos a ir a tiendas de cadenas de moda en los centros comerciales, aunque todavía lo hacíamos muy marcados por las estaciones del año. De forma progresiva, en los años siguientes, incluso ese hábito de comprar al principio y al final del invierno se perdió. Comenzamos a ir a las tiendas cuando lo necesitábamos o cuando nos gustaba algo. Al mismo tiempo, la oferta se multiplicó, el precio bajó y la única restricción que teníamos para adquirir ropa nueva era el presupuesto que podíamos dedicar.
La conclusión es que ahora mismo, por norma general, cuando nos apetece comprar ropa, nuestro primer instinto es visitar las tiendas físicas u online de marcas fast fashion hiperconocidas y, si tenemos algo de dinero ahorrado y queremos darnos un capricho, acudir a las grandes marcas. Además de esto, hay ya muchas opciones en Internet para comprar ropa ética, sostenible o artesana (de esto hablaremos en otro post).
Pero, ¿qué pasaría si no pudieras comprar ropa durante un año, como le pasó a Cynthia? Cynthia Bagué es estilista y amante de la moda vintage. El 1 de enero de 2016, después de darle muchas vueltas, decidió que en un año completo no iba a comprar nada de ropa. Cumplió su reto y cambió también su forma de ver la moda y la vida. “Antes del reto mi instinto era que me gustaba algo y me lo compraba, ahora pienso si lo tengo en casa o si se lo puedo pedir a alguien”.
¿Y qué alternativas tuvo a la compra de ropa durante el reto? “Coser, arreglar, intercambiar, heredar de tu hermana, de tu padre, hay muchas prendas a día de hoy que pueden ser unisex. Sobre todo, intercambiar, arreglar, … y luego cuando pude comprar, las tiendas de segunda mano y los mercadillos. Durante el reto era intercambiar, sobre todo y alguna herencia”.
¿Cuántas veces te la has puesto?
Muchas veces habréis dicho o escuchado esto de que “por 10 euros”, “esto es un chollo”, “está de moda” … y luego si te he visto no me acuerdo. Si lo piensas, rápidamente puedes identificar las prendas que más te pones, que coinciden, además, con las que más ves en el cesto de la ropa sucia, en la lavadora, en la cuerda de secar la ropa y en el armario de la plancha. Son, paradójicamente, las prendas que menos tiempo pasan en el armario. ¿A qué sabes de qué te hablo?
Existe un movimiento conocido como el 30 wears challenge que tiene como propósito concienciarnos de que cuando vayamos a comprar algo, pensar antes si te lo vas a poner un mínimo de 30 veces. La decisión de la compra tiene que ir mucho más allá del me lo compro por el precio o porque esté de moda y, en cambio, ha de basarse en si lo necesitas, te gusta, lo puedes conjuntar con lo que ya tienes, te lo puedes permitir y, en definitiva, si te da alegría y te hace sentir bien (un poco más abajo te hablo de esta teoría de Marie Kondo).
¿De qué está hecha tu ropa? ¿Dónde está hecha? Leyendo etiquetas
Otra clasificación curiosa a la hora de analizar la ropa que tenemos en el armario es de qué está hecha y dónde. Esta información la podemos extraer del sitio en el que compramos y también por lo que conocemos de la marca en sí. Pero, principalmente, está en las etiquetas y, de este tema, hablé largo y tendido en la entrevista con Laura.
“Hay dos tipos de etiquetas, las que están tejidas en la prenda y las de cartón. En las tejidas son obligatorios, aparte del cuidado o mantenimiento de la prenda, los datos fiscales de la empresa que la ha fabricado. En ellas también suele venir la talla y la marca. Otra etiqueta tejida no obligatoria es la de los datos de fabricación”. Es decir, en Europa no es obligatorio informar acerca del lugar de fabricación y procedencia de la prenda, solo de los cuidados y los datos fiscales de la empresa. Por tanto, en la mayor parte de las ocasiones nos quedamos sin saber quién ha hecho nuestra ropa.
“Luego tenemos etiquetas de papel o cartón, que suelen ser etiquetas que se ponen después de la fabricación, cuando llega a la tienda, al destino final, y que está más relacionada con el marketing de la marca”.
Según me comentó Laura, en este momento, “lo máximo que podemos aprender ahora a leer en las etiquetas es cómo lavar la prenda. Lo ideal sería una etiqueta en la que venga un poco de todos los materiales. Tú compras una blusa y te pone 100% algodón, pero, ¿y los botones, y la entretela y el hilo, los tintes? El tinte es muy importante y no sale por ningún lado: tipo de tinte, de estampación que ha tenido, el tipo de tratamiento químico, etc.”.
Ordenando el armario: el método Konmari + armario cápsula
Una vez que hemos hecho una revisión de nuestro armario, toca ordenarlo. Además, ahora que llega el otoño, el cambio de temporada nos puede servir de excusa para hacerlo. En los últimos años, he seguido dos filosofías que me gustan por lo simples y efectivas que son: por un lado, el método Konmari, que descubrí al leer La magia del orden, de Marie Kondo; y, por otro, el armario cápsula.
Básicamente, el método Konmari consiste en ordenar tu casa de tal manera que solo te quedes con los objetos que te dan alegría, con los que te sientes bien. Pero, para llegar a este punto, tienes que coger con tus manos cada objeto que posees y evaluar qué sientes. Si te da alegría, consérvalo, aunque sea una excentricidad. Si dudas, quizá sea el momento de darle las gracias y dejarlo ir. Y, si definitivamente no sientes alegría alguna, deséchalo.
De esta manera, solo te quedas con aquello que te inspira alegría y disfrutarás de ello con mayor plenitud. Además, te darás cuenta de que necesitas pocas cosas para vivir y ser feliz y, por esta razón, te sentirás más liberado. En su libro, Marie Kondo da ejemplos de clientes que, una vez que terminaron de organizar su casa, lograron hacer un cambio profundo en sus vidas. Al fin y al cabo, dice que si tu casa está desordenada puede que haya un problema de fondo. Cuando acabas de ordenar sientes que has recuperado ciertas parcelas de tu vida o, simplemente, tiempo para hacer cosas que deseabas hacer desde hace tiempo.
En el caso concreto de la ropa, Marie Kondo aconseja sacar toda la ropa que tengamos en cualquier sitio de nuestra casa (la que no se saque y aparezca después, ha de ser desechada en el momento). Después, recomienda comenzar a purgar la ropa por la que no es de temporada y, una vez hecho esto, separarla por categorías (blusas, camisas y camisetas; pantalones y faldas; vestidos, …). Además, recomienda: aunque te dé pena deshacerte de algo, no lo guardes solo para andar por casa, así no aligeras el armario; tu familia tampoco lo necesita; y no clasifiques tu ropa según la estación del año en la que te encuentres sino más bien por tipo de composición de la prenda, por ejemplo.
Cuando termines de evaluar tu ropa de acuerdo a lo que sientes por ella, es hora de guardar aquella que te hayas quedado, esta vez sí, en tu armario, pero un armario seleccionado con todo aquello que te gusta y te hace sentir bien.
Armario cápsula
Yo hice esto hace algún tiempo y, aunque he de reconocer que aún no he conseguido un armario 100% a mi gusto, voy acercándome a él. A la filosofía Konmari, como os he dicho un poco más arriba, añadí la del armario cápsula que, además, me permite poder vestirme en 5 minutos sin tener que maldecir por no tener nada que ponerme.
Del armario cápsula os hablaré más en mi próximo post, cuando os enseñe mi armario cápsula de otoño, pero no puedo pasar por alto algunos detalles como que procede del Proyecto 333, un reto minimalista impulsado por Courtney Carver que invita a vestir con 33 prendas o menos durante 3 meses (normalmente según las estaciones del año). En el número total de prendas no se incluyen la ropa interior, la de dormir o la de deporte siempre y cuando se emplee para ese fin. Sí se incluyen la ropa de abrigo, los zapatos, los bolsos y los complementos.
El armario cápsula tiene muchas variedades y es bastante flexible. Tan solo basta con echar un vistazo por Internet para ver las diferentes formas en que las bloggers de moda han adaptado esta filosofía. Laura, por ejemplo, hace cápsulas de transición y, para Cynthia, el armario cápsula es “lo que me quepa en este armario (que tengo un armario muy pequeño). Es lo que me voy a poner y en el momento en que ya no coja la ropa en el armario hay algo que se tiene que ir fuera”.
Además, cuando hice la entrevista a Gema, de Wasel Wasel, hablamos de un libro muy interesante que se titula The Curated Closet, de Anuschka Rees. “Ese libro fue un descubrimiento muy grande y muy positivo y sí que pude aprovechar un montón de información para mi armario. No se basa en el armario cápsula, aunque sí que hay un capítulo y me gusta porque no lo enfoca al Proyecto 333, no te limita a coger 33 prendas de ropa, sino que te anima a crear un armario cápsula que es una colección en sí misma, es decir, que es todo combinable entre sí y que fuera de ese tipo de prendas no te haría falta nada más”. Pero, ¿cuáles son los requisitos para que un armario cápsula sea funcional al 100%? Según Gemma, su armario cápsula ideal “ha de ser un armario con prendas adaptadas a tu forma de vida real, no a la que te gustaría tener. Por ejemplo, tiene que estar adaptado al clima donde vives y a las actividades que realizas cada día. No puedes tener un 80% de prendas que no te puedas poner por el clima de tu ciudad por mucho que te encanten. No puedes tener muchas prendas casual si cada día tienes que vestir con un código especial si trabajas en una oficina”.
“Otra regla es que cada prenda que tengas por lo menos debes de combinar con otras tres prendas que ya tengas. Nada de comprarse una falda que solo te pega con una camiseta porque a la larga no es realista y volveremos al mismo problema que no tienes nada que ponerte, y tienes muchas prendas pero que no combinan entre sí y no puedes conjuntarlas de ninguna forma”.
“Lo tercero es que todo lo que pongas en el armario cápsula tiene que ser ropa que te encante y que te veas llevándola y repitiéndola muchas veces y especialmente que sea ropa de cierta calidad. Hoy en día es muy fácil comprar ropa muy barata, pero si aspiras a tener un armario capsula que prácticamente no tengas que renovar, que es una de sus funciones, la ropa tiene que tener cierta calidad”.
03/09/2019
[…] aliviada de no tener que ir de compras. Este invierno no he usado ni el 30% de la ropa que tengo en mi armario reducido y las únicas cosas que han entrado han sido algunas chaquetas que rescaté del armario de mi […]