Los cinco libros más tristes que he leído en los últimos años

Los cinco libros más tristes que he leído en los últimos años

Dicen que el tercer lunes de enero, es decir, hoy, es el día más triste del año. Los angloparlantes lo llaman blue monday, puesto que el adjetivo blue (azul en inglés) se asocia a esta emoción. Estos días de frío, lluvia y cielo gris invitan, no ya tanto a la tristeza total y absoluta, sino más bien a cierta apatía, introspección y reflexión.

Leí por ahí hace unos días que la tristeza es una emoción infravalorada. Y es que, a pesar de que su entrada en nuestra vida puede hacernos pasar momentos difíciles, se puede sacar partido de ella si, en lugar de huir, la reconocemos, la escuchamos y la ponemos a nuestra disposición.

Ya os he contado en múltiples ocasiones que a mí los libros me sirven como terapia y los que cuentan historias difíciles lo hacen de manera especial. Por eso, he hecho una recopilación de los libros más tristes que he leído en los últimos años y, ¡sorpresa! se me han venido a la cabeza varios de autores japoneses. De hecho, podría haber incluido muchos más libros nipones, pero he recordado que hice un post en su momento hablando de este tema y que, además, podéis leer más sobre los deprimentes libros japoneses que tanto me gustan aquí. Ahora, sí. Estos son los protagonistas de hoy:

  1. Tokio Blues, de Haruki Murakami. Cuando Toru Watanabe escucha la canción Norwegian Wood de The Beatles, le traslada (a él, y también a nosotros) dos décadas atrás, a un relato de aquellos años de adolescencia en los que sufre por la sombra de un amor imposible. Además de los protagonistas con nombre propio de la novela, todos con alguna “tara” emocional, los actores principales de Tokio Blues son la soledad, el alcohol, el sexo y el suicidio. Pero, ojo, que estos términos no te echen atrás porque ellos llevarán a los personajes a un punto de inflexión que deja paso a otras voces más optimistas como el amor o la amistad. Y es que, a pesar de ser un libro muy “blue”, la búsqueda de la identidad y la felicidad está latente en cada página.
  2. La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero. Cuando encontré este libro, me llamó la atención la mezcla de palabras imposibles de combinar con que lo habían descrito otros lectores: libro inclasificable, Marie Curie, muerte del ser amado, buena muerte, recuerdos personales de Rosa Montero,… Y lo que finalmente encontré fue una biografía totalmente original y extraordinaria de Marie Curie que hacía hincapié en el duelo por la muerte prematura de su marido, Pierre Curie. Pero, sobre todo, me dejé llevar en los momentos en los que Rosa Montero habla del dolor de perder a tu compañero de vida (Pablo Lizcano) y los momentos posteriores. El título del libro, en sí, me parece maravilloso: La ridícula idea de no volver a verte¿Cómo puede alguien si quiera imaginar que al día siguiente no podrá ver a su media langosta? No me lo imagino, no cabe en mi cabeza. Pero es que después de este primer mazazo, viene el duelo, un duelo del que Rosa Montero dice que vivió como una enfermedad de la que creyó debía curarse cuanto antes después de la muerte de su marido, lo que fue un error.
  3. Sueño profundo, de Banana Yoshimoto. Cada uno de los tres cuentos que componen este libro de relatos tiene un personaje protagonista femenino muy joven que, de una u otra manera, ha sufrido una o varias pérdidas, algunas en forma de muerte. Lo que sí es cierto es que todas ellas transitan por la vida interpretando el significado de lo que les pasa hasta llegar a resolver de alguna forma su conflicto, normalmente a través del amor. Los tres relatos son tan oníricos como la literatura de Murakami (y como el título de la obra que los recoge, claro), con muchas referencias a la memoria borrosa, al sueño, a la muerte, a los estados de inconsciencia e incluso a fenómenos algo paranormales.
  4. Crónicas del mundo oscuro, de Paul Steinberg. Este relato del Holocausto en primera persona es muy diferente a otros textos de la misma temática. De hecho, es una crónica brutal, como si un periodista narrara desde un punto de vista neutral, desprovisto de sentimientos, lo que pasa a su alrededor. Durante el texto, el autor narra que el campo de concentración es una máquina de deshumanizar y explica cómo para sobrevivir es necesario encerrarse en uno mismo y cumplir con las tareas básicas de comer, dormir y perder la menor energía posible en situaciones prescindibles. Sin embargo, a pesar de ser un libro escrito de manera fría, es capaz de despertar en el lector muchos sentimientos.
  5. Belfondo, de Jenn Díaz. Se trata de un libro cortito en el que existe un pueblo aislado en mitad de la nada que un amo ha rellenado con un elenco de almas llenas de inseguridades y miedos. Todos ellos trabajan del alba hasta el atardecer por ganarse el techo donde duermen y la comida de la que se alimentan. El amo lo controla todo, desde la educación que recibe cada uno, el trabajo que realizan y hasta los momentos de esparcimiento. Los días son calcados unos de otros y la cotidianeidad se adueña no solo de los personajes, también de los lectores. Hasta que un día alguien del pueblo piensa “fuera de estas fronteras quizá la cosa sea distinta”. Y es a partir de aquí que surgen los cambios.

Toda esta selección de libros, lejos de ser triste o deprimente, son reflexiones para los que tienen inquietudes y apuestan por la vida, a pesar de las dificultades: para los que creen en el amor y en la existencia.

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