Seguro que si sois lectores habituales, en alguna ocasión os habéis sentido optimistas, desolados, confusos, reivindicativos, un poco depres, reconfortados, hambrientos,… al terminar un libro. Es normal, los libros hacen esa magia. Yo, desde hace años, creo firmemente en su poder para el crecimiento personal y, después de leer Libros que salvan vidas, de Ana María Ruiz López, también para ayudar en la recuperación de enfermedades tan duras como el COVID-19.
Ana María es enfermera del SUMMA 112, el Servicio de Urgencia Médica de la Comunidad de Madrid. A mediados del mes de marzo de 2020, cuando explotó la pandemia por COVID-19 en España, fue llamada a filas para atender a los enfermos de IFEMA, la Feria de Madrid reconvertida en hospital que absorbió pacientes derivados de otros centros hospitalarios durante casi dos meses con el fin de aliviar la presión asistencial.
Tras unas primeras guardias de noche con una energía sobrehumana para cumplir con su tarea de asistir a los enfermos, Ana María se dio cuenta de que muchas de las personas que estaban ingresadas en IFEMA estaban decaídas, aburridas y se sentían solas. A pesar de que se esforzó mucho por acompañar a sus pacientes en esos momentos, el alto número de personas que tenía asignadas no le permitía dedicar a cada uno el tiempo necesario para suplir, de alguna manera, ese vacío que experimentaban y que se sumaba, creando un cóctel peligroso, a la enfermedad.
Y, entonces, surgió la idea. Ana María adora leer y desde hace años es miembro de un club de lectura en Madrid. Así que decidió implicar a sus compañeras para recoger libros que llevar a IFEMA para repartir entre los pacientes. Tras unos días de idearlo todo, pasar los trámites burocráticos oportunos y también los de desinfección, los ingresados comenzaron a recibir, además del tratamiento médico, otro literario.
Lo que nadie sabía en ese momento es que aquel primer llamamiento entre conocidos para recoger libros se haría tan viral que en menos de dos meses, la biblioteca Resistiré del hospital IFEMA COVID-19 llegaría a recibir más de 3.000 ejemplares.
Entre historias de pacientes, citas de libros y decenas de muestras de generosidad, Ana María ha formado un relato en el que la dureza de una situación como la que vivimos en España en los primeros meses de la pandemia vio un rayo de esperanza para muchos gracias a la literatura, pero también a la solidaridad y las ganas de arrimar el hombro de muchos.
La biblioteca Resistiré, además de ser noticia, fue también una iniciativa reconocida con el Premio Antonio de Sancha de la Asociación de Editores de Madrid (AEM). Y, ahora, su autora ha dejado plasmada la experiencia en esta crónica que ha ganado el Premio Feel Good 2020.
[…] los libros han sido salvadores no solo para los enfermos, sino también para aquellos que los han enviado y para aquellos que hemos hecho de intermediarios