Encontré este libro rastreando por Internet alguna novela del estilo de Memorias de una geisha. Me apetecía volver a leer sobre la cultura oriental y, aunque desde ya he de decir que ambos libros están a años luz en cuanto al contenido, Viento del Este, viento del Oeste, ha sido todo un descubrimiento de la cultura tradicional china.
La narradora y protagonista de la historia es una joven de familia acomodada, Kwei-lan, a punto de casarse con el hombre al que fue prometida en su más tierna infancia. En la primera parte del libro, Kwei-lan nos explica, a través de una narración a modo epistolar, que en sus primeros años de vida se han dedicado a educarla con un único fin: casarse y aprender diversas artes para hacer feliz y complacer a su marido.
Sin embargo, tras la boda el mundo de Kwei-lan comienza a tambalearse: su marido, un joven chino de buena familia que ha recibido educación occidental, busca en su esposa algo más de lo que se ha de esperar de una mujer china instruida a la manera tradicional. Ella, que al principio hace lo posible por agradarle a la manera que le han enseñado, se da cuenta después de que si quiere conquistar a su marido es necesario cambiar la perspectiva desde la que concibe la vida.
Esta idea se acrecienta cuando, en un momento dado, ella nota que su marido se interesa por una mujer china que vive a la manera occidental. Es entonces cuando la protagonista (y narradora en primera persona) de la opera prima de Pearl S. Buck da los primeros pasos, el más importante de ellos, quitarse las vendas de los pies. Con este y otros pequeños cambios en su forma de actuar, se va ganando el favor de su marido.
Pero el verdadero cisma en la vida de Kwei-lan ocurre cuando su hermano mayor, el primogénito y heredero, revoluciona la familia al regresar de Estados Unidos casado con una mujer extranjera.
Es en este momento cuando se hace más patente la dicotomía cultural entre Oriente y Occidente y, sobre todo, en relación con el papel de la mujer: la china, dedicada al matrimonio, la familia y los hijos, sumisa y dedicada a las labores tradicionales; y la extranjera, más liberal, independiente y con estudios.
La novela trata, además, el conflicto intergeneracional entre jóvenes y ancianos, entre la cultura china milenaria cerrada y el desarrollo de una sociedad al estilo occidental más abierta y avanzada.
Tras una lucha interna en la que Kwei-lan se debate entre la sociedad tradicional inculcada por su madre y la modernidad de su marido y su hermano, termina por interiorizar los cambios sobre la estructura del amor y de los frutos que da ese amor.
“¿Ves tu obra hermana? ¡Con este nudito ataste dos mundos!”.
Las últimas mujeres que viven con los pies vendados
Los pies vendados y el sufrimiento de la mujer por conseguir unos pies pequeños conforme al estereotipo de belleza chino es un tema recurrente en Viento del Este, Viento del Oeste. De hecho, uno de los pasajes más significativos del libro es en el que Kwei-lan se quita las vendas de los pies; supone su propio punto de inflexión entre el mundo chino y la apertura a los “nuevos tiempos”.
Hoy día aún hay testimonios vivos de mujeres chinas ancianas que tienen en sus pies las secuelas de este tipo de prácticas. He encontrado un reportaje reciente de la CNN que recoge muestras de la fotógrafa Jo Farrell que estudia costumbres femeninas que ya no están vigentes. Farrel ha fotografiado a 50 mujeres con los pies vendados en el área rural de China. Y el resultado, lo podéis ver en el reportaje Las últimas mujeres que viven con los pies vendados y en un vídeo que ella misma ha distribuido a través de YouTube con algunos datos de su investigación.