Si fuésemos pareja, la cocina y yo mantendríamos una relación de amor-odio. Yo la quiero, y mucho. Me encanta comer. También mantengo cierto flirteo con los programas de recetas e incluso con algún que otro reality, lo reconozco. Pero cuando me pongo el mandil y enredo con sartenes y cacerolas y cebollas y carnes y pescados, por no hablar de los postres, he de reconocer que el resultado deja mucho que desear (excepto la lasaña, que me queda genial).
Aun así, cuando se me pone por delante un libro cuya temática está relacionada con la cocina, me inquieto y no tengo más remedio que leerlo. Y fue así como comenzó mi fugaz noviazgo con Un viaje de diez metros, de Richard C. Morais, (Seix Barral) con las expectativas bien altas (más si cabe después de conocer que habían sacado peli y que Hellen Mirren daba vida a madame Mallory).
Y digo fugaz porque me duró un suspiro entre las manos. A grandes rasgos, el libro es entretenido y la historia en algunos puntos da para pensar mucho.
La vida de la familia Haji, procedente de la India, transcurre entre viaje y viaje en busca de un sitio donde reconstruirse. Tras un largo recorrido por Europa, encuentran en un pequeño pueblo francés, Lumière, el sitio idóneo para asentarse. Sin embargo, madame Mallory, la dueña de un restaurante típico de la zona, Le Saule Pleureur, no se lo pondrá nada fácil.
Aun así, Hassan, el protagonista de esta historia, se gana por azar y otros motivos el favor de la cascarrabias Mallory y, realiza así el viaje más corto de su vida. Tan solo diez metros es lo que necesita Hassan para catapultarse hacia el olimpo de los chefs parisinos.
He de decir que el título es una de las cosas que más me ha fascinado del libro, por ser tan significativo. ¿Cómo puede ser un viaje de diez metros el más importante de la existencia de alguien? Pues para Hassan lo es, sin duda alguna, y si lo es para él los lectores podemos estar atentos porque quizá en algún momento diez metros puedan ser igual de trascendentales para nosotros.
Si hay algo que quizá me chirríe un poco en toda esta historia es el corte de veinte años que introduce el autor entre Lumière y París. De repente dejamos a un aprendiz de cocinero y en la página siguiente han pasado dos décadas. Una vez metida en la historia me hubiera gustado conocer más sobre el aprendizaje de Hassan, sus amores, su familia o la evolución de su carrera.
Bien es cierto que, en la última parte del libro, el relato permite recomponer el puzle e incluso consiente al lector echarle imaginación y adivinar qué fue de cada uno de los personajes.
Otra de las maravillas del libro, que entre receta y receta, intercala críticas al sistema laboral francés y al mundo de la alta cocina, es la facilidad con la que podemos desplegar nuestros sentidos para recrear los lugares y olfatear el aroma especiado que desprenden los platos que se cocinan a lo largo de él. Esta frase tan descriptiva, sencillamente me encantó, la visualicé nada más leerla:
—Es de muy mal gusto —continuó Mallory, quitándose una hebra de su manga […]
Receta de Machli ka salan
El machli ka salan es una de las comidas del libro que más me cautivó por la importancia que tiene para Hassan tanto al principio (“…la primera impresión que tuve de la vida fue el olor del machli ka salan…”) como al final de la historia (“…giré sobre mis talones para continuar el viaje Rué Mouffetard abajo, dejando atrás el embriagador olor del machli ka salan, un vestigio olfatorio de quién era yo…”). Se trata de un plato típico de la India de curry picante de pescado.
Así que, por si alguien se atreve, aquí os dejo los ingredientes necesarios:
- Pescado – 1/2 kg
- Aceite- 1 taza
- Jengibre – pasta de ajo – 1 cucharada y media
- Chile rojo en polvo – 1 cucharada y media
- Cúrcuma en polvo – 1 cucharada
- Jugo de limón – 1 limón
- Cilantro en polvo – 2 cucharadas
- Sal – al gusto.
Y las instrucciones para prepararlo:
Lavar el pescado y marinar durante una hora con media cucharada de jengibre – pasta de ajo, 1/2 cucharada de sal, 1/2 cucharadita chile rojo en polvo, 1/2 cucharada de cúrcuma en polvo y 1/2 de jugo de limón.
Después, calentar el aceite en una sartén y poco a poco poner el pescado marinado y freír hasta que se doren . Sacarlos y mantener por separado.
En el resto del aceite, agregar el jengibre – pasta de ajo y sofreir unos segundos. Posteriormente introducir el cilantro en polvo y sofreír durante unos minutos. A continuación, agregar dos tazas de agua hervida y se deja cocer para seguidamente agregue el pescado y cocinar hasta que esté listo. Sólo quedaría ajustar la sal y al final mezclar el jugo de limón restante.
Se sirve caliente con arroz al vapor.
04/09/2019
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