Tras nuestro periplo por tierras belgas y ese precioso viaje de ida por Normandía, pusimos rumbo de nuevo a Francia y después vuelta a casa. Esa mañana, como las tres últimas, disfrutamos de desayuno y conversación con los otros huéspedes (ya solo quedaba la pareja canadiense) y con los anfitriones del B&B Antares. Nos lo pasamos estupendamente, intercambiamos fotos, correos electrónicos, abrazos y besos varios (en Canadá no es costumbre como en España dar besos para saludarse o despedirse de alguien. Tampoco lo es en Bélgica donde en algunos casos se dan hasta tres besos pero con gente de confianza).
¿Qué habrá detrás? Me encanta fotografíar puertas. Esta, en Coulon |
Tras recoger nuestras cosas en el B&B, hicimos un par de paradas técnicas. La primera, en la gasolinera, donde repostamos gasoil a un muy buen precio, y la segunda, en Carrefour, donde compramos hielo para nuestra nevera portátil, ya que en el viaje de ida no encontramos hielo en Francia.
A partir de ahí, la jornada se presentaba con muchos kilómetros por delante hasta Niort, unos 700 y pico de kilómetros, por Calais y Le Mans, Tours y Poitiers, evitando los atascos de las circunvalaciones de París.
En un principio, habíamos decidido parar en Nantes, que es un sitio más turístico pero se desviaba un poco de la ruta de vuelta, por lo que finalmente nos decidimos por Niort y sus alrededores, y no nos confundimos.
Desde el coche pudimos disfrutar de nuevo de los paisajes verdes que adornan todo Francia y de las áreas de descanso. De verdad que deberíamos aprender de lo bien que se trata a los turistas en el país vecino y de los encantador que resulta hacer un alto en el camino en sitios agradables y bien acondicionados. La filosofía francesa del viaje por carretera es que el viaje forma parte del camino, sin duda alguna.
Por primera vez desde que salimos de Madrid me pareció que estábamos haciendo muchos kilómetros. Yo lo achaco a la vuelta a casa, la ilusión ya no es la misma; se va acercando el final del viaje.
En Niort, nos alojamos en un hotel muy barato de una cadena que se llama B&B. En el Niort Marais Poitevin, la noche nos salió por muy poco dinero, incluido el desayuno y lo cierto es que el servicio que prestan es bastante respetable. El hotel estaba situado a las afueras de la ciudad y muy cerca de un centro comercial, donde hicimos acopio de víveres. Además, cerca había una gasolinera Eroski en la que volvimos a repostar a muy buen precio.
Uno de los pueblos más bonitos de Francia
Cuando decidimos que haríamos noche en Niort, busqué sitios cercanos con encanto que pudiésemos visitar. Niort tiene algunas cosas que ver como el cantillo Le Donjon o el centro histórico pero la verdad es que me apetecía huir de la ciudad y ver otra cosa diferente, llevarme un punto de vista nuevo de Francia.
Canales en Coulon |
Y lo cierto es que lo encontramos por casualidad. Navegando por Internet llegué a una entrada que decía “Coulon, uno de los pueblos más bonitos de Francia”. Y después, encontré entradas que lo describían como la “Venecia verde”.
Coulon pertenece a la Association Les Plus Beaux Villages de France, una asociación francesa que promueve el atractivo turístico de los pequeños municipios rurales franceses, basándose en su patrimonio artístico e histórico.
No me imagino la cantidad de pueblos preciosos que deben de estar perdidos por todo el mundo y que no conocemos simplemente porque no forman parte de ninguna guía de viajes. Gracias al viaje en coche, descubrir sitios perdidos es algo de lo que más he disfrutado. Yendo en avión es poco probable que hubiera conocido si quiera las playas del Desembarco de Normandía.
Embarcadero de los canales de Coulon |
Para ir a Coulon desde Niort, el GPS nos indicaba que tardaríamos apenas 20 minutos. Lo que no nos dijo es que para llegar iríamos por preciosas carreteras secundarias en plena naturaleza y muy estrechas.
Coulon es un pueblo que parece un decorado de cine. Típico francés con sus casitas bajas, sus fachadas cuidadas al milímetro, sus tienditas de ensueño, flores por todas partes… Aparcamos sin problema cerca de una plaza y nos adentramos aún más en sus calles y descubrimos lo que hay al final: canales de agua, embarcaderos y naturaleza verde a través de un paseo en el que a última hora de la tarde casi no quedaba nadie y todo era tranquilidad.
Tiendas decorado de cine en Coulon |
Descubrir algo así en las últimas etapas del viaje y casi por sorpresa fue algo que nos encantó y que disfrutamos mucho a pesar de las horas de coche que llevábamos encima. Tras un paseo por el pueblo, estaba casi ya anocheciendo y deshicimos el camino por las carreteritas secundarias de nuevo hacia el B&B de Niort.
Ya quedaba poco para regresar a casa pero con muchas cosas más en las maletas de las que nos acompañaban al principio: sobre todo, experiencias y sitios.