Para la pequeña Jacqueline, las visitas de su tío Ed se parecían a los días de Navidad cuando llegaba Papá Noel: siempre había regalos. El más especial, el que años después ella misma consideró uno de los hilos conductores de su vida, fue un suéter azul. “Era de una suave lana azul, con rayas en las mangas y un motivo africano cruzando el pecho: dos cebras caminando delante de una montaña con nieve en la cumbre Me encantaba ese suéter y lo llevaba a menudo a todas partes. Escribí mi nombre en la etiqueta para asegurarme de que sería mío...