Hasta hace relativamente poco, tenía asociado ser un tanto veleta con un maleficio que arrastraba desde mi nacimiento y con el que debería vivir para el resto de mis días. Al fin y al cabo, el uso de esta palabra denota ciertos rasgos negativos (véase RAE veleta 4. m. y f. Persona inconstante y mudable). En mi afán por desterrar esta cualidad, me he empeñado seriamente durante los últimos años en especializarme en actividades de lo más variopintas, en algunas con más suerte que en otras: deseaba con todas mis fuerzas encontrar esa vocación tan profunda y arraigada que observaba...