Uno de los mayores atractivos a la hora de emprender un negocio online suele ser el trabajo desde casa. Al fin y al cabo, llevar pantuflas de pelo en invierno mientras que envías un correo electrónico tiene su punto. Lo que pasa es que la cosa va degenerando cuando te das cuenta de que en toda la semana te has quitado el pijama o de que llevas trabajando 36 horas seguidas. Y todo porque has interiorizado que, ya que vas a estar en casa, nadie va a ver tu modelito (al menos si ese día no tienes videoconferencia) o...