Por qué no hace falta hacer un súper viaje para sentirte viajero

Quizá uno de los placeres de la vida sea viajar. Cuando imaginamos que nos toca la lotería, somos muchos los que decimos: pues me haría un buen viajecito. Y, mientras esperamos a que nos toque o a que lleguen las vacaciones de verano, nos quedamos con las ganas de salir de casa y conocer mundo.

La preciosa estación de Atocha desde el ascensor panorámico del Museo Reina Sofía

Tengo la sensación de que cuantos más aviones cogemos, más kilómetros recorremos y más lejos de casa nos vamos, mejor valoramos nuestros viajes. Pero, lo que ya os he comentado otras veces: no hace falta irse al fin del mundo para sentirse un explorador. A nuestro alrededor tenemos un montón de cosas bonitas y, desde luego, con mucha historia. Y si no os lo creéis, echad un vistazo a mi sección “Excursiones Comunidad de Madrid”.

Las excursiones en tu ciudad o cerca de ella te hacen conectar más con la realidad que vives en el día a día. Además, te ayuda a valorar lo que ya tienes sin necesidad de gastarte un pastón, recorrer miles de kilómetros o pasarte un porrón de horas en el coche.

Al fondo a la derecha, el Monasterio de El Paular, en Rascafría (Madrid)

Una de las maneras más divertidas, sanas y baratas de descubrir los alrededores de tu casa, es hacer senderismo, por ejemplo. Solo necesitas unas zapatillas de deporte y poco más. A la media langosta y a mí, particularmente, nos encanta ir en bicicleta, aunque este año, por problemillas de salud, lo hemos podido hacer menos.

Gracias a la bicicleta hemos conocido, por ejemplo, casi todas las vías verdes de la Comunidad de Madrid, que recorren sitios con mucha historia y encanto, rutas por la Sierra de Madrid o incluso los alrededores más cercanos, como las excursiones que hacemos a Fuente la Teja. Desde luego, siempre nos encontramos sitios bonitos, que transmiten mucha paz y, en muchas ocasiones, cuentan la historia.

Embalse de La Pinilla, cerca de Lozoya (Madrid)

Algunos días, solo tenemos un sábado por la mañana o un domingo por la tarde para invertir en hacer cosas diferentes. Esos días, sobre todo los de sol, aprovechamos para ir a algún mercadillo, al cine, al teatro, a tomar algún aperitivo… Esto también es explorar, es viajar, es salir. Porque, ¿acaso no disfrutas de la gastronomías cuando haces un viaje largo? ¿O si vas a Viena a lo mejor aprovechas para ver una ópera? Pues en tu lugar de origen, también.

Parada de ruta en bici entre Pinto y Valdemoro, muy cerca de casa

De esta manera, aunque no tengamos muchos días por delante, o mucho dinero que gastar, siempre podemos aprovechar para conocer lugares nuevos. Solo es necesario mirar con ojos de explorador, desplegar nuestros cinco sentidos y vivir la realidad en la que nos encontramos de la manera más especial posible.

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