Mi bici (izquierda) en N 40º 09.390′ W 3º 44.091
Un año más, mi verano pinta de ciudad, una tradición que, por H o por B, tengo plenamente asentada desde 2017. La verdad es que he de reconocer que la última vez que viajé y hacía calor, la experiencia fue espectacular. Ese verano fui a Bélgica en coche pasando por varios puntos de Francia y… ¡Qué recuerdos! Pero no, hoy no vengo a hablaros de ese viaje, sino de sacar partido a los veranos de casa.
Porque hace no tantos años lo de las vacaciones al extranjero era para unos pocos; la playa, para algunos afortunados; el pueblo, para la mayoría; y el barrio, para los demás. En estos casos, tirábamos de piscina y de salir con los que quedaban, o los que iban volviendo. Pero es que este 2020 nos está poniendo difícil hasta eso: la piscina está seriamente comprometida y lo de quedar con unos y con otros, veremos a ver.
Por suerte, parece ser que hay algo de lo que, por ahora, podremos disfrutar: la bicicleta. Eso contando con que ya tengas una o que te la hayas comprado en ese boom que ha provocado que no queden bicis de menos de 1.500 euros en España. Y es que la bicicleta estaba infravalorada. Hasta el Ministerio de Transportes se ha tomado en serio el tema y ya habla de una Estrategia Nacional de la Bicicleta.
Y, ¿sabéis, qué? Que me encanta. Hace unos años (no os creáis que muchos, unos 10 o así) yo casi no tenía ni idea de montar en bici. Además, me daba pereza. Calor. Cuestas. No le veía ningún atractivo a eso pedalear. Pero, será que me estoy haciendo mayor, que cada vez lo veo como algo más mío. Encima de la bici me deshago de las preocupaciones, medito, conozco sitios alucinantes, me mantengo en forma y encima me pongo morena (con protector solar, claro, porque el sol atiza, y mucho, en el campo).
Así que, como decía Fernando Fernán Gómez, Las bicicletas son para el verano (aunque, en realidad, esta obra de teatro cuenta una intrahistoria enmarcada en la Guerra Civil) y este año, más que nunca, me veo montada en mi burra.
#JulioSinPlástico
No sé si os habéis dado cuenta, pero el miércoles ya es 1 de julio, y un año más vuelve la iniciativa #juliosinplastico o #plasticfreejuly, que promueve la reducción del uso del plástico, especialmente de un solo uso. Tengo la sensación de que este año todo esto es aun si cabe más importante: mascarillas, guantes, bolsas,… se han convertido también en nuestra “nueva normalidad” y, aunque, desde luego, salir de la pandemia es el objetivo prioritario, seguro que hay muchas cosas que podemos hacer cada uno de nosotros para aportar nuestro granito de arena.
Hay muchos libros que nos dan claves y trucos, por ejemplo, Mejor sin plástico, de Yurena González; o Residuo cero en casa, de Bea Johnson, aunque lo más importante, desde mi punto de vista, es esto que me contó Yurena González en una entrevista que la hice hace un tiempo: “En el camino de la sostenibilidad deberíamos ir paso a paso, sin conformarnos, pero sin exigirnos una perfección que no existe”.
Como en tantas otras facetas de la vida, un alto grado de exigencia, muchas veces nos lleva a abandonar. Así que yo abogo por el mejor hecho que perfecto. Hace un par de años ya hice un artículo hablando de tips pero también errores zero waste desde mi experiencia. Hay cosas que sigo haciendo, otras que he probado nuevas y otras que no me han convencido. Sin embargo, la reducción del plástico y el zero waste está presente en mi vida, a pesar de que hay momentos como el actual en los que soy consciente de que gasto más plásticos de los que me gustaría.
En las próximas newsletter, hablaré un poco más sobre cosas concretas que hago para reducir los plásticos y también de fails en toda regla. Y, además, os daré alguna referencia más de libros sobre este tema que estoy leyendo. Yo me uno al #juliosinplástico sin ánimo de ser perfecta, sino de ser consciente. ¿Os unís también?
Viajar a través de los libros
Y, a pesar de lo del verano de ciudad que os he contado antes, he pensado que voy a viajar a través de los libros. No os creáis, lo llevo haciendo mucho tiempo y, en mi blog tengo decenas de entradas sobre libros de viaje o libros que, de alguna manera, tienen sitios estupendos como marco de fondo. Así que creo que mis lecturas de este verano van a ir todas por ahí.
¿Tenéis alguna recomendación? ¿Qué tal Los autonautas de la cosmopista, de Julio Cortázar?
Mis cosas esta semana
- Un canal de YouTube sobre minimalismo.
- Una frase sobre el valor del tiempo.
- Un blog.
- Una comida: los boquerones en vinagre de mi suegro.