Con los nervios y la ilusión del viaje, la mañana del miércolesme desperté muy pronto. Me aseé y eran como las 8 y media de la mañana cuandobajamos a desayunar. Como el día anterior, el anfitrión de la preciosa casa Le Petit Matin nospreguntó qué deseábamos desayunar y nos sentamos a la mesa. En esta ocasióntampoco tuvimos oportunidad de hablar demasiado con los huéspedes pero sí quemantuvimos una fluida conversación en inglés con el propietario acerca de losviajes, nuestro itinerario y su visita a Thailandia del año anterior. Vistas de la Catedral de Bayeux Me sorprendí a mí misma...