Este mes de marzo es el mes de la literatura asiática en los canales de Magrat Ajostiernos y he querido unirme leyendo un par de novelas y haciendo algunas reflexiones.
Empiezo por las reflexiones. Haciendo inventario de lo que he leído hasta el momento, la conclusión es que, sobre todo, mis estanterías están llenas de libros japoneses. Hubo un momento hace unos años en que me obsesioné por la literatura nipona y lo contaba aquí debido a que en ese momento empecé a leer mucho acerca de la muerte. Y, si hay una constante en los libros japoneses, esa es la muerte, aunque luego me di cuenta de que, a pesar de la apariencia pesimista, la búsqueda de la identidad y de la felicidad son temas recurrentes: lejos de ser textos tristes o deprimentes, arrojan reflexiones para los que se quedan y apuestan por la vida, a pesar de las dificultades. Son novelas escritas para los que creen en el amor, en la amistad y en la existencia en general.
Además de novelas japonesas, he tenido algún que otro contacto con la literatura china, india y afgana, en menor medida. Por ejemplo, he leído a Amy Tan (china), a Pearl S. Buck (china), a Anchee Min (china), a Khaled Hosseini (afgano) y a Anjali Bernajee (india). Lo que pasa es que todos los libros que he leído de ellos tienen algo en común: el autor refleja un fuerte apego al mundo occidental y, en especial, a los EEUU. Aún así, son lecturas en las que se puede conocer mucho más acerca de la cultura raíz del escritor y son fáciles de abordar.
Con todo esto, ¿por dónde podemos empezar si queremos acercarnos un poco a la literatura asiática? Aquí van mis recomendaciones.
Viento del Este, viento del Oeste, de Pearl S. Buck. Un clásico de la autora al que nos podemos acercar para conocer más de cerca un tema recurrente en la literatura china: la dicotomía cultural entre Oriente y Occidente, sobre todo, en relación con el papel de la mujer y el conflicto intergeneracional entre jóvenes y ancianos. Este tema también se trata en profundidad en La buena lluvia sabe cuándo caer, de Anchee Min, y en El Club de la buena estrella, de Amy Tan.
Tokio Blues, de Haruki Murakami. Para iniciarnos en la lectura de Murakami, esta puede ser una buena opción. Tokio Blues recrea a la perfección el universo Murakami, el rey de la melancolía sutil, que juega como nadie con el ambiente en sus novelas para que caigas en el sueño y, a la vez que reflexionas sobre sus personajes, lo hagas sobre ti. Es un libro triste pero con un mensaje optimista en el fondo: la búsqueda de la felicidad y de la identidad.
La fórmula preferida del profesor, de Yoko Ogawa. De nuevo, volvemos a Japón, porque después de leer varios libros japoneses en los que los protagonistas eran la muerte, el suicidio y la melancolía, llegué a La fórmula preferida del profesor, un libro en el que desaparece esa neblina pesimista que envuelve a las novelas niponas y en el que aparecen otros rasgos más amables, dulces y poéticos, aunque conservando cierto aire melancólico. Además, en esta lectura descubrí otra de las constantes en los textos japoneses, y es la relación entre abuelos y nietos (entre mayores y pequeños) en la sociedad. Hay otros libros que también se acercan a esta temática como Los amigos, de Kazumi Yumoto, y Kokoro, de Natsume Sōseki.
Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini. Esta novela no la tengo reseñada en este blog pero la leímos en el club de lectura al que pertenezco y la reseñó una compañera (desde el enlace podéis leerla). Desde luego esta es una historia muy triste acerca del papel de la mujer en la realidad de la vida afgana actual. Dura, muy dura, pero muy en línea con la lucha de las mujeres en estos días.
La librería de las nuevas oportunidades, de Anjali Banerjee. Esta autora es de origen indio aunque la trama de la novela se desarrolla en Seattle. A pesar de que es la que más desentona de la lista, he querido ponerla aquí porque, además de que hay referencias a la India, esta lectura es una forma de ver hacia dónde se dirigen los autores asiáticos. Es una novela feel good que me encanta y con un punto de realismo mágico que me fascinó. Y, como hay libros para todos los gustos, si buscamos al contrario, un autor canadiense-estadounidense hablando de una familia india, encontramos Un viaje de diez metros, de Richard C. Morais.
Me queda mucho por hacer con respecto a la literatura asiática, pero gracias al reto del #marzoasiatico, estoy haciendo nuevas lecturas. Os contaré más próximamente.