Hace no mucho, experimenté un momento de mi vida de importante crecimiento personal. Entonces, empecé a interesarme por libros que me ayudaran a recorrer este camino y uno de los que más me gustó fue Una mochila para el Universo, de Elsa Punset. Gracias a él descubrí, mediante lo que la autora llama 21 rutas, una guía que en cierta manera me sirvió para lanzar, (metafóricamente, claro) una mochila al Universo con cosas que ya no necesitaba.
Desde entonces, de vez en cuando leo algo de este tipo (también he leído, por ejemplo, a Rafael Santandreu y a María José Álava Reyes) y me gusta echar un vistazo a los vídeos de Emilio Duró (este de aquí os lorecomiendo. Es larguito pero merece la pena;).
Coincidió que la semana pasada, curioseando por las novedades de mi librería de cabecera, encontré el nuevo libro de Elsa Punset, El libro de las pequeñas revoluciones. Estuve hojeándolo un buen rato y de nuevo me vinieron esas buenas vibraciones que sentí al leer Una mochila para el Universo. Sin embargo, no lo compré aún porque me quiero reservar para la Feria del Libro de Madrid y porque recordé que tenía pendiente leer otra de sus obras recientes: El mundo en tus manos.
Así que me puse “manos” a la obra y he de decir que no es mi libro favorito de esta autora por varias razones. Primero porque es un poco más teórico que los otros, a pesar de que también hay ejercicios prácticos y consejos útiles para emplear en el día a día. Y, segundo, porque ya he comprobado que los temas sociológicos (que ocupan buena parte) me interesan menos que los psicológicos individuales, es decir, aquellos que me ayudan a comprenderme como persona.
De todas maneras, he encontrado reflexiones que me gustan y pautas que puedo usar en mi día a día. Por ejemplo, ¿os habéis preguntado alguna vez por qué somos seres gregarios? Elsa Punset dice que “juntos no solo sobrevivimos mejor sino que nuestra ambición por conquistar metas y transformar el mundo que nos rodea también depende en buena medida de los demás”.
Me encanta el tema de la educación de los más peques de la casa porque estoy convencida de que el trato que recibimos en casa en los primeros años es decisivo en nuestra forma de ser como personas adultas. Y no estoy equivocada. Fíjate en lo que dice Elsa Punset acerca de cómo nos relacionamos con los demás: “Si tus padres siempre, casi siempre o a menudo te respondían con cariño cuando eras niño, tienes bastantes posibilidades de haber desarrollado una forma positiva de relacionarte y encariñarte con los demás. […] Si tus padres casi nunca o pocas veces respondían cariñosamente a tus llamadas de protección o afecto no pudiste aprender a depender de los demás cuando eras pequeño, y por ello desconfías de una relación de afecto que pueda proporcionarte calidez, protección y cariño”.
Por otro lado, yo llevo notando desde hace un tiempo que el objetivo principal por el que nacieron las redes sociales (comunicarnos con los demás) está derivando en otras cosas que ya analizaré en la reseña de un libro sobre minimalismo que estoy leyendo. El caso es que, lejos de comunicarnos con los demás, las redes sociales están agravando los problemas de soledad. “Llevamos unos años observando el efecto de las redes sociales en la vida de las personas. De alguna manera, se esperaba que la irrupción de las nuevas tecnologías aliviara la epidemia de soledad. Sin embargo, la sorpresa hoy en día es que las cifras de soledad no solo no están menguando, sino que están creciendo”.
Para terminar, quisiera hacer referencia a un último texto que me ha gustado mucho por el significado que tiene. Y es que pareciera que ser feliz tiene que ser algo que ha de venirnos dado y que esforzarse por ser feliz es antinatural. Pues nada más allá de la realidad. En realidad, lo que cuesta poco es ser infeliz. “La infelicidad nos cuesta muy poco porque la supervivencia nos lleva a buscar instintivamente la vida más larga y confortable, al menos coste energético posible. Visto en estos términos, ser infeliz es menos costoso y más fácil que ser feliz. Por ello, el bienestar requiere ponerse manos a la obra”.
Así que, ya sabéis, como dice Elsa Punset: Ponte al mando de tu vida.
Tengas la edad que tengas
En un programa de La 2 que ya no existe (Para todos La 2), Elsa Punset tenía un pequeño espacio llamado El mundo en tus manos en el que desgranó algunos de los puntos más interesantes de su libro de manera audiovisual. Te recomiendo que eches un vistazo porque merece la pena, sobre todo porque en cada uno de ellos hay pautas prácticas muy sencillas para llevar a cabo en el día a día: técnicas para reducir el estrés; trasformar la tristeza o los malos pensamientos; mejorar el clima emocional en el hogar; silenciar la voz crítica; o cuidar el cuerpo son solo algunos de estos vídeos. Os dejo uno de los que más me gusta: ¿Qué harías diferente si volvieras a empezar?
16/04/2016
¡Hola! Tengo pendiente comprarme algún libro de Elsa, de su padre tengo alguno (aún sin leer, por cierto), pero no de ella, así que… con la Feria del libro a la vuelta de la esquina, quizás me decida, y más después de ver tu reseña. Nunca vienen mal este tipo de libros para los momentos de bajón y para aprender un poquito más de nosotros mismos.
Por cierto, te he conocido a través de "Blogueros literarios españoles" y me ha gustado tu blog, así que por aquí me quedo 😉
18/04/2016
¡Hola Sandra! Me alegro de que te guste el blog 🙂 y también lo que escribo sobre Elsa Punset. Creo que para iniciarse en esta autora "Una mochila para el universo" es un libro bastante entretenido y con muchas pautas para mejorar nuestro día a día. ¡Te lo recomiendo!
¡Gracias por seguirme y yo también te sigo!