Parece ser que el pasado lunes (18 de enero) fue el día más triste del año. Los angloparlantes lo llaman el blue monday y sucede el tercer lunes cada mes de enero. Estos días de frío, lluvia y cielo gris invitan, no ya tanto a la tristeza total y absoluta, sino más bien a cierta apatía, introspección y reflexión. Así lo sentía hace un año, cuando reseñé la novela de Murakami, Tokio Blues, y así lo siento hoy.
De este libro me quedo con una reflexión que dejé grabada en el post de aquel día: “Todos nosotros somos seres imperfectos que vivimos en un mundo imperfecto. Y no debemos vivir de una manera tan rígida, midiendo los ángulos con un transportador como si la vida fuera un depósito bancario. ¿No te parece?”.
Cierto, somos imperfectos y, cuanto antes nos demos cuenta, antes empezaremos a disfrutar de nuestra vida, como quiera que sea. Hace unos días hablaba con unos compañeros del trabajo y me decían: esto de emprender y dejar el trabajo aburrido es más fácil si no tienes cinco bocas que alimentar. Y tienen razón. Probablemente los mensajes de romper con todo, de hacer lo que te gusta, de encontrar el trabajo de tus sueños, sean más para aquellos que mejor se lo puedan permitir, como siempre.
Pero lo que yo quiero decir, sin ponerme en plan coach, es que tampoco hace falta romper con todo si no es el momento ni el lugar. Pero, lo que sí podemos hacer es sonreír en un día que se nos hace cuesta arriba. Para eso no se necesita mucho. Simplemente pensarlo, y exteriorizarlo. También te digo que, si un día no te sale y estás triste, enfadado o simplemente apático, tampoco tienes por qué hacerlo. Somos imperfectos, recuerda, y entonces, será más fácil.
Alguien
Y después de este speech que me he marcado (lo siento, tengo cierto complejo de predicadora :), me gustaría hablarte brevemente de un libro que estoy acabando que se llama Alguien, de Alice McDermott (que reseñaré en unos días), recomendado, como tanto otros, por Devoradora de libros. El caso es que a diario nos cruzamos con gente, mucha gente, ¿verdad? Gente a la que no le pasan grandes cosas en el día a día. Gente que se levanta temprano, que va a trabajar, que viaja en tren, que come de tupper, que tiene una reunión familiar, que se sienta a leer bajo una manta, que mira la televisión,… acciones cotidianas, todas ellas, que van conformando una vida.
¿Tienen estas personas cabida en una historia, en un libro? Normalmente no encontramos personajes así, ¿verdad? Lo normal es que encontremos personajes a los que les pasa algo, muchas veces, algo tan importante que les cambia la vida. Sin embargo, he aquí la paradoja, la mayor parte de nosotros vivimos en una existencia cotidiana, que sin ser relevante para la historia del mundo, va conformando nuestra propia historia.
Pues la vida de Marie, del libro de Alice McDermott, es un poco así, de barrio, pero no deja de fascinarme. Al contrario, es un gusto leer sobre cosas tan normales porque, de esta manera, podemos dejar de idealizar, en un mundo de apariencias como el de hoy, las vidas de los demás, y aprender la importancia que tiene la nuestra con la gente que nos rodea. Por eso, hay que sonreír.
#Leyendo
Para terminar, solo comentaros que estoy acabando el libro de Alguien, y que después comenzaré La casa de papel, de un autor argentino que se llama Carlos María Domínguez. Es un libro que recomendó un compañero del Club de Lectura, bastante cortito, así que espero hablaros de él muy pronto.
#Bonus track
El bonus track de esta semana va para un tuit que me ha encantado. Porque, lectores, ¿a qué lo habéis pensado más de una vez?
A veces, te quedarías a vivir dentro de un libro. pic.twitter.com/kvwJI0JI12
— Portadores de sueños (@Portadoresuenos) enero 22, 2016
03/09/2019
[…] que es el tercer lunes del mes de enero y que se supone que es el día más triste del año o Blue Monday, me apetece hablar de ello. Llevo ya tiempo rondando que tenía que reunir en una sola entrada todo […]
04/09/2019
[…] la newsletter del viernes pasado, ya os conté que estaba terminando Alguien, de Alice McDermott, y reflexionaba sobre si una […]