Y terminé el año con dos novelas protagonizadas por adolescentes: Un final para Rachel, de Jesse Andrews, y esta: Goodbye Berlín, de Wolfgang Herrndorf. Lo mismo de siempre: un adolescente inadaptado, en este caso, el que no destaca por nada, no es guay y está al margen de las relaciones sociales no porque él quiera, sino porque no le sale, sin más. Además de no tener amigos, su madre es alcohólica y su padre se está viendo con otra mujer, por lo que ninguno le presta la atención necesaria. Todo esto, bien mezclado y a fuego lento es el...