Esta Semana Santa he acabado una novela que he leído lentamente. Una semana en invierno, de Maeve Binchy, es un libro que, por mucho que quieras avanzar y terminar, te invita, y casi que te obliga, a ir despacio. Está narrado con calma a pesar de que la vida de los personajes puede dar un salto de 20 o 30 años en un par de líneas. Lo empecé para probar y, cuando me di cuenta, ya me había sucedido como con los libros que me enganchan: perdí la noción del tiempo. La historia de Una semana en invierno comienza...