Este verano he sufrido una sequía lectora. Me pasa en épocas en las que me busco mucho a mí misma porque no tengo claro hacia dónde me dirijo (excepto la aventura belga en coche, claro). Además, en estos meses sentí que me apetecía leer cosas como para no pensar demasiado, y lo que hice fue preguntarle a Google por “lecturas de verano 2016”. Me doy cuenta de que últimamente le pregunto mucho a Google pero, reconozcámoslo, es que tiene respuesta a todo. Lo malo es que la calidad de las respuestas a veces deja mucho que desear y, entonces,...