La casa de papel, de Carlos María Domínguez

Adoro los libros que tratan de libros, de lectores, de librerías, de bibliotecas,… y esa fue una de las razones por las que di mi voto a La casa de papel, de Carlos María Domínguez, en la última sesión del Club deLectura de Parla Este.

Una profesora de literatura de Cambridge, Bluma Lennon, muere atropellada cuando cruzaba la calle leyendo un libro de Emily Dickinson. Un colega suyo, también profesor de literatura, encargado de sustituirla, recibe unos días después en el que fuera el despacho de su compañera, un paquete procedente de Uruguay  que contiene un ejemplar de La línea de la sombra, de Joseph Conrad. “Pero lo sorprendente era que la cubierta y la contratapa traían adherida una mugrienta costra. Los cantos de las páginas mostraban pequeñas partículas de cemento…”.

Este punto de partida es el que lleva al profesor a intentar averiguar de quién viene el libro de Conrad. Aprovechando un periodo de descanso y una visita a sus familiares a su tierra natal, Argentina, el profesor decide buscar en Uruguay las raíces de ese libro. Y, tirando del hilo descubre a un personaje llamado Carlos Brauer, un apasionado de los libros y de la lectura enloquecido.

Este libro es una oda a los libros, a los escritores y a las bibliotecas. Hay muchos guiños a la literatura universal y probablemente me habré perdido muchos por no saber interpretarlos. También es un tributo a los lectores y a esas pequeñas manías que tenemos cada uno de nosotros.

No es un libro del que haya disfrutado demasiado teniendo en cuenta la temática porque me parece algo abstracto y onírico, pero lo que más me ha gustado han sido, sin duda, algunas de sus reflexiones, como las siguientes:

“Insistía en que los libros afines merecían permanecer agrupados bajo otro orden que el de la vulgaridad temática”.

“Coincidió mi regreso a la actividad con la noticia de que Carlos, precisamente, iluminaba sus lecturas con cirios, ya no hacía más que alentar a los demás a imitarlos. Nunca con un autor del siglo veinte, que en ese caso encendía la luz eléctrica”.

“A lo largo de los años he visto libros destinados a equilibrar la para manca de una mesa; los conocí convertidos en mesa de luz, dispuestos en forma de torre con un paño encima; muchos diccionarios han planchado y prensado más objetos que las oportunidades en que fueron abiertos, y no pocos libros guardan, disimulados en los estantes, cartas, dinero, secretos. Las personas también cambian el destino de los libros”.

Manías lectoras

Me resulta curioso que cada uno de nosotros tenga, por muy pequeños que sean, algunos rituales de lectura, así que he buscado en Internet información sobre este asunto. Algunas “manías” que he encontrado son las siguientes: no dejar capítulos a medias; no doblar las páginas; anotar en los bordes; no anotar en los bordes; subrayar, marcar; no subrayar ni marcar; forrar los libros; colocarlos por temas,…

Personalmente, algunas de mis rarezas son:

  1. Leer rápido los libros que me prestan. Les doy prioridad en mi lista de pendientes porque entiendo que su propietario los atesora como yo a los míos.
  2. Coloco el marcapáginas en sentido diferente dependiendo de si me he quedado en página par o impar.
  3. Forro los libros para que no se doblen las esquinas.
  4. Para leer por la noche, prefiero la tablet, porque así no tengo que encender la luz y así, voy apagando el día.
  5. Antes leía siempre la última frase o párrafo del libro que tenía entre manos. Desde que me destripé uno, dejé de hacerlo 🙂

Seguro que hay alguna más pero reconozco que no soy especialmente maniática. ¿Tenéis vosotros alguna manía raruna?

2 comentarios

  1. Anónimo
    16/02/2017

    El interés es fruto de lo subjetivo en el lector pero también de un diálogo con rasgos objetivos en la obra. Y ese diálogo no tiene nada de subjetivo en sí mismo. Ese debe ser el propósito de nuestra búsqueda; descubrir cómo dialoga la obra poco interesante. Un claro ejemplo es La casa de papel. Y la elijo porque no está mal escrita. Al contrario, el autor muestra oficio, tiene un plan y expone muy bien su tesis de fondo (“la lectura es un viaje vital”, “la biblioteca de un hombre es su vida”, “la incomunicación…”). Pero algo quiebra la lectura; algo no está en su lugar en el diseño.

    http://elcharcodeperico.blogspot.com.uy/2017/02/el-interes-literario-como-problema-1.html

  2. […] La casa de papel, de Carlos María Domínguez […]

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