Entrevista a Andrea Valencia: “Si tu proyecto tiene sentido para ti, es que tiene sentido”

Andrea Valencia

Andrea Valencia tiene muchos talentos, pero hay uno que la hace muy especial: el de la capacidad de conexión a primera vista, reservado solo a personas creativas, sensibles y con una capacidad de empatía superior a la media. Solo hace falta hablar un rato con ella, aun estando a cientos de kilómetros de distancia, para sentirse en casa.

Otro de sus talentos, más propio de diosas que de mortales en estos tiempos que corren, es su capacidad para usar las palabras como Dios manda. Porque no solo las junta una detrás de otra para crear historias con rock & love, sino que las abraza, las mima y las riega para que tengan sentido en fondo, pero también en forma.

La conocí en el mes de abril a través del reto #rockandreaders que lanzó en Instagram; después descubrí a su alter ego, Mari RAE; y, desde entonces, escribo los encabezados de los correos electrónicos seguidos de los dos puntos. Tras compartir un rato de charla con ella, además, me quedo con palabras como paciencia, fusión, conexión o lánzate. Y, de nuevo, sale
en la conversación, un concepto clave: el autoconocimiento.

Andrea, te he escuchado decir que “todo lo que importa requiere su tiempo”. ¿Saber esperar y tener paciencia es un elemento fundamental para emprendedoras?

Sí, supongo que para emprendedoras y para la vida en general. Cuando escuché esa frase en la película “El maravilloso jardín secreto de Bella Brown”, y ella hablaba de ese lugar, conecté con mi emprendimiento.  Tú coges todo tu talento y lo pones a trabajar para que tu proyecto salga, pero requiere paciencia, tiempo para que las cosas broten, poco a poco, y que vayan dando su fruto, porque la prisa no funciona. Me di cuenta porque empecé así. Emprendí y quería que los resultados fueran inmediatos y, al final, cuando me relajé, empezaron a venir lentamente, de manera orgánica. Nuestro proyecto está muy conectado con nuestro estado interno.

Cuando me relajé, los resultados empezaron a venir lentamente, de manera orgánica

¿Qué otros elementos son importantes para emprendedoras, para las que empiezan y para las que continúan, pero sobre todo para las que empiezan?

Para mí, es un trabajo de dentro hacia fuera, en ese orden. Lo que pasa muchas veces es que emprendemos desde el tejado sin trabajar la base, que no es más que conocernos a nosotras mismas. Es como un puente, de dentro hacia fuera, y si no creamos estructuras potentes, se rompe, y el proyecto acaba convirtiéndose en algo que no tiene que ver con nosotras. Es un ejercicio de honestidad con nosotras mismas, y lo que, en definitiva, sienta los cimientos del proyecto.

Claro, también hay que aceptar que el proyecto cambia y que está vivo, como nosotras. Tendemos a culparnos porque nos apasionan muchas cosas y, cuando las mezclamos, pensamos que no tienen ni pies ni cabeza. Si tiene sentido para ti, es que tiene sentido. No nos agobiemos porque nos gusta tocar la guitarra y crear modelos de negocio. Celebrémoslo y pensemos cómo combinarlos. Hagamos parejas que no sabían que lo eran hasta que nosotras las unimos. Yo qué sé, creemos canciones para inspirar a emprendedores, o las bandas sonoras para sus pódcast. Tiene todo el sentido.

¿Cómo son de importantes las palabras para las emprendedoras?

Las palabras tienen un rol protagonista a nivel interno y externo. Primero, hacia dentro, cómo nos hablamos y qué nos decimos. Las conversaciones con nosotras mismas tienen un impacto sobre nuestros resultados externos y cómo nos movemos por el mundo. Es decir, lo que nos decimos tiene importancia máxima para la vida y para emprender, y es lo que nos ayuda a tener relaciones sanas con nosotras mismas y con nuestro entorno, nuestros públicos y nuestra comunidad. A nivel externo, los elementos visuales y textuales son los que nos ayudan a conectar con las personas, son los que configuran nuestra identidad.

Las palabras tienen un rol protagonista a nivel interno y externo

Y los libros, ¿cómo son de importantes los libros?

Depende de cada uno. Hay personas que necesitan la música, ir al cine o correr. Es algo muy personal. A mí los libros me trasladan a otros escenarios y a lugares (im)posibles, me ayudan a crear conexiones distintas que me sirven para mi vida y para mi proyecto. Es increíble, pero cuando tienes un proyecto en la cabeza, de repente estás leyendo, paseas o escuchas una conversación en la cola del supermercado, y te surge una idea nueva. Cada una bebe de fuentes de inspiración distintas. Se trata de encontrarlas y crear tu propia caja de herramientas.

Para mí los libros son un refugio donde nadie puede entrar y donde me siento a salvo, sobre todo cuando leo novelas. Aunque, en realidad, tendemos a creer que crecemos personalmente porque leemos libros de crecimiento personal, o que emprendemos mejor si leemos libros de emprendimiento. Para mí tiene que más que ver con dejarnos llevar por la intuición. Quizás en París era una fiesta de Hemingway hay más crecimiento personal que en las 12 reglas para vivir. Manteniendo la mente abierta y receptiva, los libros pueden ser un ingrediente enriquecedor para nutrir todos los quesitos de nuestra vida. ¿Qué me sirve para encontrar esos ingredientes? Preguntarme qué hay para mí en ese libro en ese momento.

Manteniendo la mente abierta y receptiva, los libros pueden ser un ingrediente enriquecedor para nutrir todos los quesitos de nuestra vida

Dices que tienes un escenario bibliográfico pintoresco en tu escritorio. ¿Cuáles son esos libros que lo conforman?

Por exigencias del guion, tengo libros de comunicación corporativa, de marketing y sí, la biografía de Andre Agassi, Open, y la de Leonard Cohen, Soy tu hombre. También tengo La escritura, una terapia creativa, de Natalie Goldberg y Nocilla Dream, de Agustín Fernández-Mallo.

¿Cuál o cuáles son esos libros que han marcado momentos especiales en tu vida, por algo?

Creo que el libro te elige siempre y, dependiendo del momento de mi vida, hay libros que me han marcado más o menos. Por ejemplo, cuando estaba en Salamanca (estudiando Traducción), leí 1984, de George Orwell. Me fascinó y fue el catalizador para empezar a hacerme preguntas distintas y entender el poder de las palabras. Me viene ahora un detalle:  en el Ministerio de la Verdad estaban destrozando papeles y alguien encontró uno muy pequeño en el suelo. Ponía «te quiero». Me quedé con ese detalle.

El año pasado, Mientras escribo, de Stephen King, me ayudó a dar el paso y a apuntarme a escritura creativa, que era algo que siempre quise hacer, pero a lo que tenía mucho miedo (¿cómo voy a escribir yo? ¡qué dices! ¡ni de coña!).

Orgullo y prejuicio de Jane Austen me maravilló cuando era pequeña, y también Una habitación propia de Virginia Woolf, sobre todo porque me dio permiso para escribir y para sentirme válida para hacerlo. En eso también influyeron Bradbury y Natalie Goldberg.

Hay tantos… Ahora estoy trabajando en un proyecto muy especial y para prepararme leo biografías. La primera con la que me topé fue con la de James Rhodes y me volví como loca… Leí Instrumental, luego Fugas y después vi que había un tercer libro que era Toca el piano. Es un libro para tocar una pieza de Bach durante seis semanas y haces 45 minutos de piano cada día.  A eso me puse.  

Nunca lo había pensado, pero creo que lo que más me toca son las historias. Porque, por ejemplo, leer a Stephen King después de Mientras escribo te da una versión de la persona que está escribiendo muy diferente. Creo que conecto más así, conociendo la historia que hay detrás. De Ray Bradbury, que escribió Zen en el arte de escribir y leí Farenheit 451, no tiene nada que ver cuando realmente sabes lo que hay detrás.

Con Rayuela, de Julio Cortázar, se me caen las lágrimas cuando pienso en ese libro. Creo que es EL LIBRO. Tanto que Maga es el nombre de mi perrita.

En resumen, en cada momento de la vida necesitamos una cosa u otra. A veces necesito reírme y leo Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza, y me muero de la risa; y otras veces necesito llorar y me voy a Jane Austen y lloro con Sentido y sensibilidad.

Creo que el libro te elige siempre

¿Qué libros te han ayudado como emprendedora?

Empecé mi emprendimiento trabajando creencias, y las primeras tenían que ver con ser mujer. Ahí me ayudó Erika Irusta con Diario de un cuerpo y Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola.

Después reconocí otras que tenían que ver con el dinero. Me sirvió El Código del dinero, de Raimón Samsó y también Padre rico padre pobre, de Robert Kiyosaki.

Aquí es cuestión de preguntarnos qué necesitamos en cada momento.

También me han servido muchas novelas, sobre todo para procesos creativos, a la hora de escribir textos para web, me ha servido mucho más lo que he podido leer como novela que manuales de emprendimiento. Tengo un diario de lecturas y en él escribo las frases que más me llamaron la atención y recurro mucho a ellas para procesos creativos.

Otra cosa es que muchas veces queremos terminar los libros y no hace falta. El desapego de los libros también es importante. No hace falta terminar porque te vas a morir. Es el spoiler definitivo: vamos a morir. Y con esto claro, ¿de verdad merece la pena leer algo que no queremos?

¿Qué diría tu lista de lecturas de tu último año de ti?

Creo que diría “lánzate”. Este año me he dedicado a leer libros sobre el proceso de escribir porque hay algo en mí que sigue diciendo que no soy suficiente para hacerlo. Así que mi lista dice: “Lánzate… y cierra capítulos para abrir otros”.

Recursos entrevista 360º

Aquí puedes acceder de forma directa a los recursos (películas, libros y demás) mencionados en la entrevista con Andrea Valencia.

Web de Andrea Valencia

Cine

El maravilloso jardín secreto de Bella Brown

Libros para crecer

Instrumental, Fugas y Toca el piano, de James Rhodes

Zen en el arte de escribir y Farenheit 451, de Ray Bradbury

París era una fiesta, de Ernest Hemingway

Libros encima del escritorio de Andrea

Open, de Andre Agassi

Soy tu hombre, de Leonard Cohen

La escritura, una terapia creativa, de Natalie Goldberg

Nocilla Dream, de Agustín Fernández-Mallo

Libros que han marcado la vida de Andrea

1984, de George Orwell

Mientras escribo, de Stephen King

Orgullo y prejuicio, de Jane Austen

Una habitación propia, de Virginia Woolf

Rayuela, de Julio Cortázar

Libros que la ayudaron como emprendedora

Diario de un cuerpo, de Erika Irusta

Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola.

El Código del dinero, de Raimón Samsó

Padre rico padre pobre, de Robert Kiyosaki

Lista ROCK&READERS de Andrea Valencia

Un libro que marcara tu infancia: Harry Potter

Un libro que siempre has querido leer: El segundo sexo

El último libro que te haya emocionado: Cómo ser Bill Murray

Un personaje que enamora: La Maga, de Rayuela

Un libro recomendado por un friend: Mujeres que corren con lobos, de Clarissa Pinkola

Un libro que has leído en otro idioma: I know why the caged bird sings, de Maya Angelou

Un libro que hable del proceso de escribir: Mientras escribo, de Stephen King

Un libro de poesía: Armisticio, de Ben Clark

Un libro que podrías terminar en un día: Im-perdibles, de Sandra Larrumbide

Un libro que te hace llorar como una magdalena: Vozdevieja, de Elisa Victoria

Una novela distópica que te remueve las tripas: Fahrenheit 451, de Ray Bradbury

Un libro que te hace temblar: Drácula, de Bram Stoker

Una novela gráfica: El mundo de Edena, Moebius.

Un libro que has leído y te da vergüenza reconocerlo: Perdona si te llamo amor, de Federico Moccia.

Un libro del que te hubiera encantado ser protagonista: Not that kind of girl, de Lena Dunham, o algún personaje de Miranda July.

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