El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald

El gran Gatsby sonaba como una de las novelas imprescindibles de la literatura del siglo XX, por eso, el pasado mes de febrero, la elegimos como una de las lecturas del mes en el Club de Lectura Parla Este. Me enfrentaba a ella con ganas pero sin tener mucha idea del argumento (tampoco había visto ninguna de las dos versiones cinematográficas).

Así que cogí prestado el libro de la biblioteca y a mediados de febrero, comencé a leer. Al principio no sabía por qué pero no conseguía ni engancharme ni enterarme muy bien de la historia. El resultado: me leí dos libros entre medias hasta que, apurada porque la fecha de la próxima reunión estaba cerca, fui a la biblioteca y cogí otro ejemplar de otra editorial con otra traducción.

Et voilà. ¡Era la traducción lo que me estaba paralizando! Bueno, eso y que la primera parte de la novela es la más liosa hasta que entras en contexto. Pero ya está. Después de resolver ese incidente, fue coser y cantar.

El gran Gatsby es un libro ambientado en los felices años 20. Todo empieza cuando Nick Carraway, el narrador y parte protagonista de la historia, se muda para trabajar en bolsa a Nueva York, en concreto a un pueblo de Long Island conocido como West Egg. Justo en frente de su casa, vive un hombre muy rico llamado Jay Gatsby.

La mansión de Gatsby, en continuo estado de fiesta, se convierte en la metáfora por la búsqueda de la diversión, del escape y la evasión de la época. Siempre repleta de gente (invitados de otros invitados de otros invitados), de alcohol, baile y personajes muchas veces llevados al surrealismo, esta casa es punto de reunión diario para la alta sociedad de los felices años 20 americanos; gente que después se revela vacía, hipócrita, que huye de la parte más fea de la vida. En este sentido, el libro supone una dura crítica a este comportamiento, a este tipo de vida sinsentido que imperó durante un tiempo en la sociedad americana de la época.

Embaucado por el éxito, el glamour y el ambiente festivo que se vive en la mansión de Gatsby, Carraway siente una gran curiosidad por saber más acerca de ese tipo. Sin embargo, a pesar de que todos conocen a Gatsby, nadie sabe quién es, de dónde viene ni a qué se dedica. Eso sí, corren rumores, muchos rumores. Solo a lo largo de las páginas iremos descubriendo, a pinceladas, la verdad de toda la historia.

Como a mitad del libro, cuando ya se ha presentado la trama general en el que se enmarca la historia, el autor empieza a centrarse en una historia particular. Y es en este contexto en el que se entremezclan varias historias de amor, trágicas en su mayoría, marcadas por un importante halo de intereses, del dinero por encima de todo. Debido al maltrato que se le da al amor, descubriremos personajes interesados, frívolos, clasistas e insoportables en muchos casos.

Sobre el final no quiero desvelar mucho, nada más que es duro, frío. Es una metáfora y una reflexión sobre los valores de la época. Merece la pena dejarse llevar por las primeras páginas de la novela, algo más “pesadas”, para acabar en él. Un fin digno de hacernos parar un momento y pensar, pensar…

Los felices años 20

El Gran Gatsby se enmarca dentro de esta época también conocida como “Años Locos” y que se corresponde con un periodo de prosperidad económica en EEUU desde principios de la década hasta el crack del 29 y después la Gran Depresión. Os dejo un documental de La noche temática en el que se aborda el crack de la Bolsa de Nueva York de 1929 a partir de las causas, centrándose en el fenómeno especulativo de los “felices años 20”.

7 comentarios

  1. Dru
    10/03/2015

    ¡Hola! Pues con este libro tengo un poco sentimientos encontrados xD
    como es tan conocido me da un poco cosa hacerme demasiadas expectativas!
    un abrazo!

  2. Patricia
    11/03/2015

    Sí, es un comentario que he oído/leído bastante. Y lo cierto es que, como digo en la reseña, hay que adentrarse en la segunda parte del libro para encontrar lo mejor de él. Tómatelo con calma, porque al final creo que merece la pena 😉

    Un abrazo!

  3. Taty
    13/03/2015

    Buenas, ahijada!

    Yo siempre he tenido esta obra en mente, pero nunca me he decidido a leerla, no sé muy bien por qué. La verdad es pinta bien, has hecho que me llame bastante la atención la lectura. Me la apuntaré en mi wishlist y echaré un vistazo en la biblioteca más cercana 😉 Vigilaré con las ediciones jajaja

    Por cierto, no sé si te lo he dicho ya, pero me encantan los cuadrados rosados en los que incluyes alguna información relevante y relacionado con la obra; es una muy buena idea ,)

    Un beso, nos leemos!

    1. Patricia
      13/03/2015

      Gracias, madrina, la labor del "periodista de libros" va más allá de la historia y esa es la idea de los cuadrados rosados 😉

      Y sí, cuando vayas a la biblio hojea varios ejemplares, vas a ver rápido el tema de la traducción. Yo finalmente escogí la versión de Anagrama y fue con la que conseguí engancharme de verdad.

      Un abrazo!

  4. Dru
    15/03/2015

    ¡Hola! Vuelvo para decirte que te nominé a unos premios! 🙂
    http://dedicadoalosdesvelados.blogspot.com.es/2015/03/premios.html

  5. Amy Plin
    16/03/2015

    Tengo muchísimas ganas de leer este clásico, espero leerlo pronto.
    Me alegro que te haya gustado, gracias por la reseña.
    ¡Besotes!

  6. […] tan solo diez días antes de la reunión. Cuando lo comencé, sentí que me pasaba lo mismo que con El gran Gatsby, de Francis Scott Fitzgerald: la traducción. No me sentía cómoda leyéndolo, a pesar de que la […]

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